Última modificación: 2019-09-13
Resumen
Entre 1876 y 1910, México fue gobernado por el general Porfirio Díaz. Durante su gobierno, una fuerte campaña de afrancesamiento tuvo lugar en el país, siendo ésta especialmente notable en la arquitectura y los principales elementos urbanos de las mayores ciudades mexicanas. Pero más allá de su importación como un acto de copia de las tendencias que estaban en boga en Europa, la adopción del estilo Beaux-Arts fue una política del régimen porfiriano, aplicada razonadamente en pos de conseguir sus propios fines, tal y como el fomento de la inversión y la inmigración extranjeras, necesarias para desarrollar el país. Más aún, y habiendo sufrido numerosas intervenciones extranjeras y la pérdida de la mitad de su territorio tras la consecución de su independencia, el estilo Beaux-Arts fue aprehendido y usado por la élite mexicana durante el Porfiriato como un significante cultural para denotar su paridad —como grupo dominante— frente a las otras élites del mundo occidental. Paridad que a su vez ratificaba su capacidad para llevar a cabo la modernización de la nación mayoritariamente indígena y poco industrializada que dirigían, en una época en la que el concepto de misión civilizadora validaba y alentaba la ocupación occidental de las regiones del mundo que se estimaban como no-modernas.