El juego como vía de facilitación de la simbolización en la clínica con niñes
Palabras clave:
juego, simbolización, constitución psíquicaResumen
El presente trabajo se desprende de la labor realizada en el marco del proyecto de investigación “Juego y constitución psíquica: su vínculo con lo histórico-social. El campo lúdico como soporte identificatorio en la infancia y la adolescencia”, dirigido por la especialista Roxana Gaudio. Resulta de nuestro interés abordar los conceptos de juego y simbolización pensados en la clínica psicoanalítica con niñes, a partir de los cuales trabajamos y pensamos el funcionamiento del psiquismo y las subjetividades que allí emergen.
Partimos de la premisa ordenadora que propone Silvia Bleichmar (1993), que la represión originaria es fundadora del aparato psíquico, en tanto su operatoria implica la división entre sistemas. La autora distingue así la constitución psíquica, que alude a núcleos de verdad que permanecen a través del tiempo y remiten a cuestiones invariables de ella, de la producción de subjetividad, siendo esta última el modo en que una sociedad determina las formas con las cuales se constituyen sujetos plausibles de integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. La forma en que funciona el psiquismo de un sujeto implica el grado de estructuración psíquica y su dominancia, así como también su subjetividad. A partir del trabajo de estudio sobre dicho funcionamiento psíquico y el marco teórico desde el cual se trabaja, se podrá pensar cada intervención, entendiendo que el método debe ser siempre ajustado al objeto.
Dada la particularidad que adquiere el dispositivo psicoanalítico al trabajar con niñes, el juego y el dibujo se convierten en elementos nutricios y herramientas fundamentales. Los aportes originales de Sigmund Freud (1908) sobre el jugar en la infancia contribuyeron a que este adquiriera un lugar importante en la teoría psicoanalítica, el cual se incrementó exponencialmente a partir de las contribuciones teórico clínicas de Melanie Klein, donde pasó a ocupar un lugar central. A su vez, autores como Donald Winnicott y Silvia Bleichmar han trabajado esta temática, realizando aportes muy importantes a su conceptualización.
Resulta ineludible retomar el doble eje que presenta Bleichmar (1999) al trabajar sobre juego: el del placer y el de la creencia–realidad. Esto implica que el juego debe ser placentero, pero a su vez debe haber un sostenimiento del proceso primario sin dejar de mantenerse la lógica consensuada, para lo cual son necesarios e inevitables el clivaje psíquico y la constitución yoica. A su vez, la autora distingue el juego fuera y dentro del espacio analítico, siendo este último el que permite el acceso al inconsciente. Esta actividad lúdica, desarrollada en un dispositivo primado por la transferencia, debe ser acompañada por intervenciones analíticas que favorezcan y propicien la elaboración psíquica, y en ese sentido, la simbolización.
Le cachorre humane nace en una sociedad con un conjunto de significaciones imaginarias sociales (Castoriadis, 1993) que le preceden y le invisten, enunciados identificatorios (Castoriadis Aulagnier, 1977) que anticipan su llegada. A partir de la operatoria del otre a cargo, este mundo invade al psiquismo incipiente, obligando a un proceso de metabolización. La simbolización del psiquismo no es otra cosa más que diferentes modos de tratar la pulsión (Bleichmar, 2010). Este es un trabajo singular que constituirá las bases para la subjetividad en formación. Desde este punto de vista, la palabra se vuelve el elemento más acabado de producción simbólica.
Le analista no debe quedar capturade en un rol meramente interpretante, donde no se habilite el placer de lo lúdico; pero tampoco debe negar la asimetría que implica el dispositivo, olvidando las conceptualizaciones y simbolizaciones que competen a la función propia dele psicólogue. Desde esta concepción, el rol que se debe asumir conlleva un equilibrio entre ambas posiciones extremas, mostrándose dispueste a que el sujeto despliegue su mundo representacional, permitiendo a su vez el ingreso de diversos soportes materiales que acompañen el proceso de elaboración psíquica.
Así, se vuelve importante mencionar ciertos efectos que los cambios culturales relacionados con nuevas tecnologías le imprimen al psiquismo y a la construcción de la subjetividad. Así, les niñes y adolescentes contemporánees obligan muchas veces a les analistas a enfrentarse a desafíos inéditos, en tanto presentan nuevas formas de aprendizaje, de conocimientos y modos de vincularse con el mundo.
A través de la presentación del material clínico de un niño de ocho años, quien introdujo en el dispositivo analítico, en un intento de elaboración de lo traumático en sentido amplio, la narrativa de una famosa serie, realizaremos un trabajo reflexivo, articulando los conceptos mencionados y teniendo en cuenta que es el trabajo de campo clínico lo que nos interpela continuamente, invitándonos a repensar los marcos teóricos que sustentan nuestras prácticas.
Citas
Bleichmar, S. (2010). Psicoanálisis extramuros. Buenos Aires: Editorial Entreideas.
Bleichmar, S. (1999). El carácter lúdico del análisis. Actualidad Psicológica 24(263), pp. 2-5.
Bleichmar, S. (1994). La fundación de lo inconsciente. Buenos Aires: Amorrortu.
Castoriadis, C. (1989). La institución imaginaria de la sociedad (vol. II. El imaginario social y la sociedad). Barcelona: Tusquets.
Castoriadis, C. y Aulagnier, P. ([1977] 2014). La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1989). El creador literario y el fantaseo. Obras completas (Vol. IX). Buenos Aires: Amorrortu.
Winnicott, D. W. (1986). Realidad y juego. Barcelona: Gedisa.