Ser mujer, vieja y pobre
Reflexiones sobre vejez, género y pobreza desde una mirada psicosocial
Palabras clave:
género, envejecimiento, pobrezaResumen
El presente trabajo tiene como propósito presentar una serie de reflexiones sobre el proceso de envejecimiento en mujeres en contextos de pobreza desde el enfoque de una psicología social crítica y desde una perspectiva de género. En dicha problemática, se entrecruzan tres dimensiones de la desigualdad social que operan de manera articulada: la vejez, la pobreza y el género femenino.
El proceso de envejecimiento implica un trabajo de elaboración psíquica y de transformaciones en los roles a ocupar en las estructuras sociales (Petriz, 2003) Conceptualizarlo como un proceso implica cuestionar los diferentes momentos de la vida como etapas con principio y fin delimitados cronológicamente, para poner el foco en la comprensión de los procesos psíquicos en juego, las transformaciones que se realizan y a la diversidad de los modos de transitar este momento de la vida, que será indisociable de las condiciones de vida, del contexto social y de la significación social del envejecer. En este sentido, la vejez puede conceptualizarse como una construcción socio-cultural, sobredeterminada por dimensiones económicas y políticas que atraviesa la vida cotidiana; por lo que el envejecimiento es un proceso complejo no meramente reductible a lo fisiológico (Ludi, 2013).
La significación que va a tener el ser viejo (y la delimitación de quienes son viejos) no es algo que va a depender solo de parámetros biológicos, sino del contexto sociocultural que definirá un conjunto de sentidos y representaciones al respecto. “La categoría ‘edad’ es uno de los cortes que realiza una sociedad conformando un esquema social determinado” (Iacub, 2015:43), permitiendo la delimitación etaria ciertos roles y estereotipos sociales. En la sociedad capitalista se pone en el centro de la vida a la organización racional del trabajo, el dinero, el consumismo y la utilidad de los recursos de producción. El ser humano, por lo tanto, se significa a partir de lo que produce, de lo que aporta en capital a la sociedad, por lo que el sentido de la vida que las personas interiorizan y construyen, tiene que ver con este contexto histórico (Wallerstein, 2006). Los adultos mayores son aquellos que no cumplen estos estándares de productividad, perdiendo con ello identidad social y prestigio, por lo que se empieza a significar la vejez como sinónimo de marginación social (Fericgla, 2002).
Por otra parte, el género es un aspecto determinante de la situación económica en la vejez, lo cual tiene su origen en la división sexual del trabajo debido a que el papel de las mujeres en la reproducción social limita sus posibilidades de tener un empleo adecuadamente remunerado, alcanzar suficientes logros educacionales y adquirir conocimientos prácticos (Stone, 1999).
Si bien la desigualdad de género no es un producto específico de la sociedad capitalista en esta asume particularidades propias de dicha estructura social, ya que en primer lugar, es la mujer la encargada de la reproducción de la fuerza de trabajo, y también de la reproducción de sus condiciones de existencia. En este sentido el rol de las mujeres se constituye en una expresión del sistema de producción-reproducción de la sociedad.
En este problema se articulan, entonces, un aspecto objetivo referido a las condiciones materiales de existencia en las cuales se da la reproducción cotidiana, y un aspecto subjetivo referido a la dimensión especifica de lo psíquico. Es a partir de esta articulación que se define la especificidad de los fenómenos psicosociales: su forma psíquica y su determinación social.
Este trabajo se fundamenta en las teorías críticas en psicología social, desde esta perspectiva se considera como central la articulación y relación dialéctica entre sujeto y sociedad (Zolkower et al., 2013) tomando en consideración la mutua determinación entre salud mental y condiciones vida.
En este sentido la psicología social puede ofrecer una perspectiva articuladora de los aspectos objetivos y subjetivos sin reducirse a una u otra, aportando un marco conceptual al conocimiento de un una problemática social y de salud mental de relevancia, así como proponer la construcción de dispositivos de intervención psicosocial destinados a esta población. Los grupos de reflexión y discusión, la (re)construcción de la historia de vida mediante técnicas narrativas, son recursos, herramientas, que pueden dar lugar a nuevos posicionamientos y efectos transformadores.
Citas
Fericgla, J. (2002). Envejecer. Una antropología de la ancianidad. Barcelona: Herder.
Ludi, M. (2013). Envejecimiento activo y participación social en sectores de pobreza. X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. http://www.aacademica.org/000-038/387.
Iacub, R. (2015). El poder en la vejez. Entre el empoderamiento y el desempoderamiento. Buenos Aires: Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados.
Petriz, G. (2003). Proceso de envejecimiento: transformaciones en la subjetivad. En G. Petriz (comp.). Nuevas dimensiones del envejecer: teorizaciones desde la práctica. Programa de Educación Permanente de Adultos Mayores. Secretaría de Extensión Universitaria. Universidad Nacional de La Plata.
Stone, R. (2018). The feminization of poverty among the elderly. En M. Pearsall (Comp.), The other within us. feminist explorations of women and aging. New York: Routledge. https://doi.org/10.4324/9780429496059
Wallerstein, I. (2006). Abrir las ciencias sociales. México: Siglo XXI.
Zolkower, M. y Ferrer, C. (2018). Una psicología social crítico-dialéctica. Condiciones de posibilidad para el abordaje de problemáticas psicosociales actuales. Obra en edición, Colección Libro de cátedra, EDULP-UNLP.