Portal de Congresos de la UNLP, VII Encuentro del CERPI y en la V Jornada del CENSUD “Argentina y América Latina, un mundo en transformación”

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Un antecedente del Mercosur: El Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo firmado en 1988.
Javier Fernando Luchetti

Última modificación: 2015-09-04

Resumen


La política exterior llevada adelante por el nuevo gobierno radical de Raúl Alfonsín (1983-1989), pretendía aumentar la capacidad de negociación de países en desarrollo como el nuestro, mediante la integración económica y política. Además, dicha integración serviría para reducir la brecha tecnológica con los países desarrollados. Tanto desde el lado argentino como desde el brasileño, ambos gobiernos comprendieron que los dos países debían comprometerse en un programa de cooperación e integración que lograra un intercambio comercial simétrico y equilibrado, justamente en un momento en que las relaciones comerciales no eran precisamente las mejores.

Los brasileños que querían mantener su presencia internacional, entendieron que debían intensificar los lazos con el resto de América Latina, y que Argentina ocuparía una posición fundamental, puesto que podría brindarle al vecino país un abastecimiento más barato. Los argentinos, por su parte, querían terminar con la doctrina de seguridad nacional y con la política de apertura importadora unilateral del régimen militar, al mismo tiempo que advertían que el viejo modelo de crecimiento hacia adentro estaba agotado, y que era esencial organizar una política de exportaciones que favoreciese las de origen industrial y de servicios, para lo cual era necesario lograr una alianza con algunos países, especialmente Brasil. La idea de la integración se retomaría por una serie de factores tales como, la recuperación de la democracia, el abandono de las hipótesis de conflicto, los desafíos del comercio internacional, el proteccionismo, la falta de acceso a tecnología de punta, la baja productividad y, la escasa competitividad de nuestra industria. También podría ayudar a aumentar la capacidad de negociación, para que a los países integrados se dirigieran las corrientes de capitales necesarias para generar nuevas tecnologías.

Con la Declaración de Iguazú firmada en 1985, se produjo el puntapié inicial para la iniciación de la integración bilateral, a partir de la consolidación de los procesos democráticos que facilitaran el incremento de las relaciones y aumentaran la autonomía de las decisiones. La solidaridad, la amistad y la integración entre ambos países debían intensificarse para enfrentar los graves problemas que los afectaban, tales como el proteccionismo de los países industriales, la brecha tecnológica y, el deterioro de los términos de intercambio. Para lograr el desarrollo económico y social la ciencia y la tecnología eran imprescindibles y justamente, la integración de ambos gobiernos podía servir para su mayor expansión. El objetivo del siguiente trabajo es analizar los pasos que llevaron a la firma del Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo en 1988, que modificaba la concepción original de la integración otorgándole un grado menor de participación estatal. No obstante, la integración debía ser profundizada convocando no solamente a todos los sectores nacionales, sino también al resto de los países latinoamericanos, para lograr un espacio económico regional latinoamericano, para lo cual era imperativa la voluntad política de ambos gobiernos.