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La Unión de Naciones Suramericanas: democracia y actividades entre el 2010-2012.
Javier Fernando Luchetti

Última modificación: 2015-09-04

Resumen


Con la entrada en vigor del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en el 2011, el desafío que enfrentan los países es bastante significativo. Los doce países integrantes Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela con una población muy urbanizada, más de 390.000.000 de habitantes, y con problemas de desigualdades sociales y asimetrías regionales internas y entre los países, tienen una tarea muy difícil por adelante. Las cumbres presidenciales permiten desarrollar un lugar de acción multilateral para debatir estos temas, en un momento en que se aprecian cambios a nivel internacional. La cercanía geográfica permite atender diversos conflictos que se pueden solucionar desde la compatibilidad de los objetivos políticos en las cumbres presidenciales. Las cumbres deben admitir que ningún país está en condiciones de lograr un liderazgo regional por lo que la construcción del espacio común es cuestión de todos.

Con la UNASUR, el llamado “regionalismo abierto” que propugnaba un neoliberalismo comercial junto con una mejora de la competitividad internacional, los beneficios para los monopolios y oligopolios y la afectación de la capacidad soberana de los Estados para manejar su economía ha sido dejado de lado, apareciendo una nueva definición de regionalismo con otros contenidos muchos más amplios que lo estrictamente económico. Tomando en cuenta que el regionalismo abierto propugnaba una rápida liberalización del mercado de bienes y los servicios, junto con una menor intervención estatal y una división internacional del trabajo basada en un norte desarrollado y un sur cada vez más empobrecido, el objetivo del siguiente trabajo es analizar el “retorno del Estado” a través de las cumbres presidenciales de la UNASUR, frente a la globalización con todo lo que ello implica, mediante la creación de un organismo geopolítico como es la UNASUR, iniciativa brasileña que parte que la presunción que la implementación de una coordinación de un plan de acción suramericano se puede construir como alternativa a la influencia norteamericana en la región.

La globalización como un proceso histórico que comprende organismos internacionales, empresas multinacionales y alianzas entre el sector privado y público, es un elemento innegable del sistema capitalista y produce transformaciones en diversos lugares del planeta provocando reacciones colectivas a individuales a escala global. Los objetivos a los que se ya nos hemos referido en un trabajo anterior, son bastante amplios pero queda en claro que en la integración en general y en la UNASUR en particular, lo político prima por sobre lo económico[1]. Este nuevo regionalismo pos liberal plantea desde una perspectiva geográfica regional, un nuevo modelo de integración basado en el diálogo y la concertación política para la defensa de la soberanía de los Estados, el desarrollo de la infraestructura física y energética y la búsqueda de nuevos acuerdos con otras regiones basados en el multilateralismo de las relaciones internacionales.


[1]Luchetti, Javier: El nacimiento de la Unión de Naciones Suramericanas, en; XII Encuentro Internacional Humboldt “El capitalismo como geografía”. La Rioja, Argentina, 20 a 24 de septiembre de 2010.