Última modificación: 2012-07-07
Resumen
Los productores con problemas de tamaño y tenencia poseen mayor fragilidad ambiental ante eventos climáticos adversos. Integrar la forestación implicaría una mayor resiliencia ante situaciones adversas. Los subsidios y empresas que pagan renta por pequeñas áreas forestadas, estimularían la forestación. Se consideró como hipótesis para no forestar, la existencia de paradigmas ambientales, y dificultades en la transferencia de la tecnología. El objetivo de la investigación fue evaluar, las razones esgrimidas para aceptar o rechazar la forestación, el efecto del asesor técnico en la decisión y la influencia de las organizaciones sociales. Se trabajó con 56 productores de hasta 1250 hectáreas y con hasta 10% de su superficie forestada, subdivididos en dos poblaciones (con y sin plantación de árboles). En los productores se empleó una encuesta estructurada, los datos se tabularon y procesaron como frecuencias. Mediante el método Q se evaluó la opinión respecto a la forestación de sus técnicos asesores. Como principales resultados, ninguno de los actores considera que plantar montes de abrigo y sombra traiga efectos ambientales adversos. La planificación operativa de corto plazo es la actividad en que se enfocan los asesores en el rubro ganadero. Para incluir árboles se requiere una planificación estratégica multidisciplinaria a la que no acceden los pequeños propietarios. Los productores consideran que la forestación es accesible del punto de vista técnico y económico, pero como no perciben los beneficios financieros por la venta de madera, las decisiones de intervención se demoran, priorizando medidas que impactan en el corto plazo como es el forraje y las aguadas. Cuando forestan lo hacen por convicción personal y con el sólo objetivo de dar abrigo y sombra. Los subsidios no son un incentivo determinante pero las dificultades de conseguir plantas si son un freno.